Institut d’Estudis Catalans
Universitat de Barcelona
Universitat Autònoma de Barcelona
PROVINCIAE IMPERII ROMANI
INSCRIPTIONIBVS DESCRIPTAE
Barcelona, 3-8 Septembris 2002
Ediderunt
Marc Mayer i Olivé
Giulia Baratta
Alejandra Guzmán Almagro
Monografies de la Secció Històrico-Arqueològica, X
BARCELONA
2007
Biblioteca de Catalunya. Dades CIP
International Congress of Greek and Latin Epigraphy (12è : 2002 : Barcelona)
XII Congressus Internationalis Epigraphiae Graecae et Latinae : Provinciae Imperii Romani inscriptionibus
descriptae : Barcelona, 3-8 Septembris 2002. — (Monografies de la Secció Històrico-Arqueològica ; 10)
Bibliografia
ISBN 978-84-7283-921-2 (o.c.)
I. Mayer, Marc, ed. II. Baratta, Giulia, ed. III. Guzmán Almagro, Alejandra, ed. IV. Institut d’Estudis Catalans
V. Universitat de Barcelona VI. Universitat Autònoma de Barcelona VII. Títol
VIII. Col·lecció: Monografies de la Secció Històrico-Arqueològica ; 10
1. Inscripcions gregues — Congressos 2. Inscripcions llatines — Congressos
930.27(37+38)(061.3)
© dels autors de les ponències
© 2007, Institut d’Estudis Catalans, per a aquesta edició
Carrer del Carme, 47. 08001 Barcelona
Primera edició: juliol de 2007
Tiratge: 150 exemplars
Compost per Víctor Igual, SL
Carrer del Peu de la Creu, 5. 08001 Barcelona
Imprès a Book Print Digital, SA
ISBN (obra completa): 978-84-7283-921-2
ISBN (volum primer): 978-84-7283-922-9
Dipòsit Legal: B. 37.370-2007
Són rigorosament prohibides, sense l’autorització escrita dels titulars del copyright, la reproducció total o parcial d’aquesta obra per qualsevol
procediment i suport, incloent-hi la reprografia i el tractament informàtic, la distribució d’exemplars mitjançant lloguer o préstec comercial,
la inclusió total o parcial en bases de dades i la consulta a través de xarxa telemàtica o d’Internet. Les infraccions d’aquests drets estan sotmeses a les sancions establertes per les lleis.
Sota la presidència d’honor de S.M. la Reina
Patrocini Científic Internacional
Association Internationale d’Epigraphie Grecque et Latine
Organitzat per
Institut d’Estudis Catalans
Universitat de Barcelona
Universitat Autònoma de Barcelona
Patrocinat per
Ministerio de Educación, Cultura y Deporte
Ministerio de Ciencia y Tecnología
Conselleria de Cultura de la Generalitat de Catalunya
Conselleria d’Universitats, Recerca i Societat de la Informació
Ajuntament de Barcelona
Ajuntament de Tarragona
CSIC
Universitat Rovira i Virgili
Las «inscripciones del Reyno de Valencia» de Lumiares: el ms. y su edición por A. Delgado en 1852
Ferragut, Concha
Le manuscrit de Dresde K 228 4° et la diffusion en Allemagne au début du 16ème siècle de la syllogè de Tommaso Gammaro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ferrary, Jean-Louis
Novedades epigráficas de la provincia de Salamanca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Francisco, Julián de
La mujer como «heres» en la epigrafía hispanorromana: diversidad sociocultural de su expresión
como fórmula funeraria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Gallego, Henar
501
517
523
531
Epigrafía anfórica republicana en las comarcas de Lleida. Novedades y estado de la cuestión . . .
Garcés Estallo, Ignasi
539
Los grafitos nominales de las ánforas Dressel 20: el caso del grafito Vitalis . . . . . . . . . . .
García Brosa, Gloria; Ozcáriz Gil, Pablo
549
Pasado y presente de la epigrafía anfórica griega en Cataluña . . . . . . . . . . . . . . . . .
García Sánchez, Manel
555
Les particularités de l’épigraphie amphorique grecque . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Garlan, Yvon
565
Epitafio formiano inedito con singolarità linguistiche. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Gasperini, Lidio
571
Pr°sbeiw/presbeuta¤ e legati fra mondo greco e Roma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Gazzano, Francesca
575
La inscripción de la sueva Ermengon: un testimonio de movilidad etnogeográfica entre Gallaecia y
el Norte de África . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Gil Egea, M.ª Elvira
581
Una millionaria inscripción de Termes (Hispania citerior) . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Gómez-Pantoja, Joaquín L.
589
Observaciones sobre la mención de la origo «intra civitatem» en la epigrafía funeraria hispana. . .
González, María Cruz; Ramírez, Manuel
595
Emil Hübner, el epigrafista-historiador de la Hispania antiqua en el siglo XIX . . . . . . . . . . .
González Blanco, Antonino
601
Los magistrados de Lusitania en el s. III . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
González Campoy, Ana María
609
Signos especiales del alfabeto cretense . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
González del Pozo, José Manuel
613
Origen familiar y procedencia: el ejemplo de la «rama A» de la familia Roscia . . . . . . . . . .
González Herrero, Marta
621
Onomástica de origen vasco-aquitano en Hispania y el imperio romano . . . . . . . . . . . .
Gorrochategui, Joaquín
629
ÍNDICE
1541
ACTA XII CONGRESSVS INTERNATIONALIS EPIGRAPHIAE GRAECAE ET LATINAE, pp. 549-554
LOS GRAFITOS NOMINALES
DE LAS ÁNFORAS DRESSEL 20:
EL CASO DEL GRAFITO VITALIS
GLORIA GARCÍA BROSA; PABLO OZCÁRIZ GIL*
L
os grafitos realizados sobre ánforas Dressel
20 son hasta el momento el conjunto epigráfico presente sobre este tipo anfórico
menos estudiado y de significado más incierto. Su
concisión, su heterogeneidad y en algunos casos la
dificultad de su interpretación, debida tanto a su
descontextualización como a su aparentemente
ilógica representación, han hecho de ellos los
grandes desconocidos de la epigrafía anfórica en
general, y de las Dressel 20 en particular. Sin
embargo, es común en los estudios sobre producción anfórica afirmar que su significado tiene
estrecha relación con el proceso productivo de las
ánforas, sus fases, el personal que intervenía, etc.
En este sentido, las ánforas Dressel 20 demuestran
de nuevo su particular estatus privilegiado, ya
patente en el importante volumen informativo
aportado por los tituli picti y los sellos.
Centrándonos en los grafitos, en estos contenedores olearios se han identificado, gracias a un
volumen considerable de testimonios, cuatro grupos principales que adquieren pleno significado
dentro del proceso de producción anfórica: numerales, siglas y letras, nominales y calendariales. Por
último, existe un conjunto de marcas «indeterminadas» de difícil interpretación1. Sin embargo, si
* Miembros del grupo CEIPAC.
1. En este sentido seguimos la clasificación propuesta por
RODRÍGUEZ ALMEIDA, E., «Novedades de epigrafía anforaria del
Monte Testaccio», BALDACCI, P., Recherches sur les amphores
romaines (CEFR 10), Rome 1972, 107-211; BALDACCI, P., Il Monte
Testaccio, Roma 1984, 253-260; BALDACCI, P., «Su alcuni curiosi
graffiti anforari dal Monte Testaccio», BCAR 93, 1989-1990,
35-40. Para un análisis de esta clasificación y de la interpretación de cada uno de los grupos cf. CASULLERAS, J.; GARCÍA, G.;
GARCÍA, M.; ROVIRA, R., «Los grafitos del siglo II d.C. (campañas
de 1989 y 1990)», BLÁZQUEZ, J.M.; REMESAL, J. (edd.), Estudios
sobre el Monte Testaccio (Roma) I (Col·lecció Instrumenta 6), Barcelona 1999, 53-73; GARCÍA, G.; GARCÍA, M.; OZCÁRIZ, P.; ROVIRA,
R., «Los grafitos del siglo III d.C. (Campañas de 1989, 1991 y
bien todos los grupos son susceptibles de un análisis en profundidad, hay uno de ellos que resalta
por encima de los demás. Se trata del conjunto de
grafitos nominales.
Ya Dressel2, en una primera clasificación de los
grafitos anfóricos, reconoció este complejo grupo
formado comunmente por un nombre solo, generalmente en genitivo (p.e. Quinti, Fortunati, Vitalis,
etc...), aunque también se documenta en nominativo, y acompañado en algunas ocasiones de
fechas calendariales y consulares. Posteriormente,
Rodríguez Almeida3 profundizó en esta clasificación sistematizándola y estableciendo hasta un
total de 5 variantes fruto de la combinación de
casos nominales y elementos calendariales. Sin
embargo, esta exhaustiva diferenciación de contenido no se traduce necesariamente en una diferencia morfológica ni situacional.
Todos estos grafitos tienen en común, en primer lugar, su localización en la parte inferior del
ánfora, cerca del pivote. Y segundo, el tipo de
letra. En este sentido, tal y como señala Rodríguez
Almeida, salvo algunas excepciones realizadas en
capital rustica, la tipología normal de escritura es
cursiva de tamaño relativamente pequeño. Ejemplo paradigmático de este tipo serían los nominales acompañados de fecha calendarial, mientras
que en los casos en los que aparecen cognomina
1992)», BLÁZQUEZ, J.M.; REMESAL, J. (edd.), Estudios sobre el Monte
Testaccio (Roma) II (Col·lecció Instrumenta 10), Barcelona 2001,
305-365.
2. DRESSEL, H., «Ricerche sul Monte Testaccio», AnnIst, 1878,
146-147; DRESSEL, H., CIL XV, 556.
3. RODRÍGUEZ ALMEIDA, E., «Graffiti e produzione anforaria
della Betica», HARRIS, W.V., The inscribed economy. Production and
distribution in the Roman empire in the light of instrumentum
domesticum (JRA Supplementary Series 6), Ann Arbor 1993, 95106.
solos o abreviaturas de los mismos es donde pueden, aunque no es obligatorio, aparecer ejemplares de mayor tamaño realizados en capital rústica4.
Sin embargo, hay algunas diferencias con el tipo
de letra utilizado en los controles δ presentes en
estas mismas ánforas. Éstas son principalmente de
ductus, como es el caso de la E a doble trazo, o la
falta de unión entre las letras, cuyo uso está condicionado al soporte de escritura. El trazo es realizado con un instrumento agudo (por lo general
un stylus).
Más allá de los aspectos meramente descriptivos empiezan los interrogantes: ¿quiénes son y
cuál es la actividad de los personajes documentados en estos grafitos nominales? Como punto de
partida conviene repasar algunas de las interpretaciones sugeridas hasta el momento. Desde los primeros hallazgos, Dressel ya apuntó la posibilidad
de que pudiese tratarse del figulus que elaboraba
las ánforas e incluso señaló la eventualidad de que
estos nombres sustituyesen al sello para indicar el
patrono de la fábrica ya que no todas las asas de
las ánforas están selladas5. Rodríguez Almeida,
por su parte, señala la figura del officinator como
posible interpretación, aunque con dudas ya que
en este caso serían muy pocos los officinatores que
marcarían la producción. Esto sería poco lógico si
se piensa en el hecho de que todo taller anfórico
debería tener un encargado6. Como se ve, la respuesta no es sencilla. Sin embargo, creemos que el
análisis de determinados elementos puede arrojar
cierta luz sobre estos personajes y su actividad: la
densidad de aparición de este tipo de marca, el
número de ejemplares hallados pertenecientes a
un mismo individuo, su localización geográfica y
temporal, la escritura misma, el proceso de producción anfórica, la estructura de los alfares, el sistema de gestión de los mismos, etc.
Actualmente, las estructuras de las figlinas se
toman en consideración según un análisis global.
De esta manera podemos inferir que en ellos se
desarrollaba una actividad compleja, compuesta
por fases cuidadosamente sistematizadas. Los
ejemplos conocidos ya no sólo en el caso del
aceite, sino también en el del vino, muestran una
labor estructurada y coordinada. Ésta precisa de
una figura organizativa-administrativa (officinator,
vilicus, etc.) y de un cuerpo de trabajadores casi
especializados. De estos últimos podemos afirmar
4. Como ejemplo pueden señalarse los ejemplares n.º 21 y
22 del corpus publicado en CASULLERAS, J., GARCÍA, G., GARCÍA;
ROVIRA, o.c., 67 y fig. 11.
5. DRESSEL, Ricerche..., o.c., 147 n.1.
6. RODRÍGUEZ ALMEIDA, «Novedades…», o.c., 154.
550
que se encontraban perfectamente organizados y,
quizás, jerarquizados7. Esta estructura se corresponde con el proceso de fabricación del ánfora
dividido en diversos momentos o fases y de cuya
ejecución se encargarían uno o más individuos.
En conjunto, los grafitos documentados sobre
Dressel 20 señalan la existencia de estas fases8. En
el caso concreto de los nominales, bajo nuestro
punto de vista, éstos parece que nos hablan de
una voluntad de ejercer un determinado control o
marcaje sobre una porción de la producción de
partes inferiores del ánfora. Como hemos señalado anteriormente, fueron realizados cerca del
pivote cuando todavía la panza estaba boca abajo
en una fase concreta de elaboración, durante el
proceso de secado previo a su unión con el resto
de los componentes (cuello, asas, etc..).
En estrecha relación con esto, debemos recordar, siguiendo a Remesal9, las diversas posibilidades de gestión de estos alfares en función, por
ejemplo, de su localización (en propiedades privadas o públicas) o de su explotación (directa y
exclusiva para un único fundo o desvinculada de
éste en parte o totalmente y con actividad destinada a múltiples clientes). Este amplio abanico de
probabilidades condiciona la lectura que se haga
de la fuerza de trabajo. En este sentido, las posibilidades tanto para la diversa mano de obra como
para la figura del capataz-administrador son múltiples. Desde esclavos o libertos del dueño del fundus
al cual está adscrita la figlina, hasta hombres libres.
Éstos podrían trabajar de forma permanente o
temporal, geográficamente fijos o estacionales, de
manera individual o formando parte de cuadrillas.
Los grafitos nominales en sí poco ayudan a clarificar las cosas en este sentido. El hecho de que
muchos de ellos sean cognomina de procedencia
latina no colabora en su adscripción a un grupo
social determinado, aunque Rodríguez Almeida
ha querido ver en el predominio de nombres latinos, un rasgo indicador del posible origen libre de
estos trabajadores10. Bajo nuestro punto de vista,
en muchos de los casos la interpretación podría
ser de lo más variada.
7. Como ejemplo de estudio de un alfar cf. REVILLA, V., Producción cerámica y economía rural en el Bajo Ebro en época romana.
El alfar de l’Aumedina, Tivissa (Tarragona) (Col·lecció Instrumenta
1), Barcelona 1993.
8. CASULLERAS; GARCÍA; GARCÍA; ROVIRA, o.c., 60-63; GARCÍA; GARCÍA; OZCÁRIZ; ROVIRA, o.c., 309-315.
9. REMESAL, J., «Reflejos económicos y sociales de la producción de ánforas béticas», BLÁZQUEZ, J.M. (ed.), Producción y
comercio del aceite en la antigüedad. Primer congreso internacional
(Madrid 1978), Madrid 1980, 133-135.
10. RODRÍGUEZ, «Graffiti», 96.
ACTA XII CONGRESSVS INTERNATIONALIS EPIGRAPHIAE GRAECAE ET LATINAE
Sin embargo, las características de un espacio
concreto podría permitir, como veremos más adelante, dilucidar el tipo de explotación al que estarían sometidas las figlinas. Por tanto, la localización de dos o más grafitos nominales dentro de
un mismo espacio geográfico puede ayudarnos a
comprender algo más sobre estos personajes,
tanto para confirmar la funcionalidad del grafito
nominal en sí como para hallar una explicación a
la figura reflejada en este tipo de grafito. Con esta
finalidad es imprescindible establecer un análisis
relacional de éstos grafitos con otros tipos de epigrafía anfórica que aparecen sobre las Dressel 20,
sobre todo con los sellos cuya procedencia conocida nos puede facilitar la tarea. No obstante, en
esta relación debemos tener en cuenta dos circunstancias que, si bien en un primer momento
pueden plantearnos serios inconvenientes, miradas con perspectiva pueden señalarnos también
datos interesantes. La primera de estas incidencias
es la escasez numérica de los propios grafitos
numerales.
Contrariamente a lo que señalaba Rodríguez
Almeida11, la cantidad total de grafitos nominales
documentados durante las campañas de excavación realizadas en el Monte Testaccio desde 1989
a 1992 no los convierte en el grupo más numeroso en relación a la totalidad de los hallazgos12.
En este sentido, los resultados parecen dar la
razón a las observaciones de Dressel13, pero con
ciertas matizaciones. En primer lugar, cabe señalar
que el análisis del material correspondiente al
siglo II d.C. muestra para este momento una cifra
de grafitos en general bastante inferior de la que se
documenta en el material perteneciente al siglo III
d.C., y de diferente entidad. Es remarcable, además, una mayor presencia en cronologías pertenecientes al siglo II d.C.14 de grafitos nominales, y
sobre todo calendariales15, tipología que por
11. RODRÍGUEZ, «Graffiti», 104.
12. Del total de 1076 fragmentos de grafito hallados durante
estas campañas 21 corresponden a grafitos nominales. Cf.
CASULLERAS, J., GARCÍA; GARCÍA; ROVIRA, o.c., 55 y 62; GARCÍA; GARCÍA; OZCÁRIZ; ROVIRA, o.c., 306 y 314.
13. DRESSEL, CIL XV, 556: «Nomina rarius occurrunt».
14. Remitirse a la Memoria Testaccio correspondiente
15. Correspondientes a este arco cronológico tenemos
publicados por el momento 5 fragmentos de grafitos. De estos,
dos ejemplares corresponden a grafitos calendariales. Cf. CASULLERAS; GARCÍA; GARCÍA; ROVIRA, o.c., 62. Somos conscientes que
nuestra aseveración participa del conocimiento global del
material que tenemos a nuestra disposición perteneciente al
Monte Testaccio y que todavía no ha sido publicado. A este respecto podemos señalar que precisamente el conjunto que nos
ocupa se verá enormemente ampliado gracias a la publicación
en la próxima memoria de excavación sobre el Monte Testaccio
de material perteneciente al siglo II d.C., entre el cual se
ahora parece adscribirse sólo a este momento, ya
que en el siglo III d.C. no tenemos documentado
ningún ejemplar. Por el contrario, en el siglo III
d.C. la tendencia observada difiere considerablemente, aumentando significativamente el número
total de grafitos. Sin embargo, se reduce el
número de nominales, que quedan reducidos a la
sola presencia de nombres al nominativo o al
genitivo (Vitalis, Quinti)16. Sin embargo, y quizás
en estrecha relación con este cambio de rumbo
dentro del grupo de los nominales, emergen nuevas tipologías de grafitos, como es el caso de tridentes, círculos, y otros signos17.
Por consiguiente, el reducido número de tipos
nominales y los pocos ejemplares identificados de
cada uno (1 en la mayor parte de los casos aunque
contamos con excepciones como es el caso de
Vitalis con 3 ejemplares y Quintus18), dificultan en
muchos casos la adscripción clara a un lugar determinado, dado que éste único ejemplar es susceptible de ser localizado en lugares muy dispares en
función del lugar de procedencia de los diferentes
sellos con los que está relacionado. Por ahora, de
la información que hemos podido extraer del
material recogido en las excavaciones del Monte
Testaccio entre 1989 y 1992, podemos concluir
que la mayor parte de los hallazgos tienden a
situarse en zonas donde hay gran concentración
de alfares, dato importante, como veremos posteriormente al analizar el caso de Vitalis. Sin
embargo, deberemos esperar la aparición de nuevos ejemplares de los nominales ya conocidos
para poder establecer con un mayor grado exactitud su área de procedencia.
De todas formas y como ya hemos señalado, la
aparición de pocos grafitos nominales tiene su
aspecto positivo. De este hecho puede inferirse
que, en relación al volumen total de ánforas Dressel 20 producidas, el porcentaje de marcadas con
grafitos nominales sería reducido. Ante esta evidencia, no creemos que pueda considerarse este
tipo de marcado de las ánforas como un fenóencuentra un grupo de 46 fragmentos de grafitos nominales. Es
por ello que, contando este montante global y comparándolo
con las cifras obtenidas hasta el momento para el siglo III d.C.,
podemos señalar una mayor presencia durante el siglo II d.C.
de grafito nominales y calendariales.
16. Cf. GARCÍA; GARCÍA; OZCÁRIZ; ROVIRA, o.c., 314.
17. Estas nuevas tipologías han sido englobadas por nosotros dentro del grupo de grafitos indeterminados. Cf. CASULLERAS; GARCÍA; GARCÍA; ROVIRA, o.c., 63; GARCÍA; GARCÍA; OZCÁRIZ;
ROVIRA, o.c., 315.
18. Este último caso, del que han sido identificados 8 ejemplares, ha sido estudiado por Rodríguez Almeida. Cf. RODRÍGUEZ, «Novedades…», o.c., 154.
LOS GRAFITOS NOMINALES DE LAS ÁNFORAS DRESSEL 20 ...
GLORIA GARCÍA BROSA; PABLO ORCÁRIZ GIL
551
meno generalizado para toda la producción. Las
causas que llevarían al marcado selectivo de algunas ánforas las desconocemos, pero quizás podría
pensarse en una hipótesis que buscase como base
circunstancias que llevasen forzosamente a la
necesidad de plantearse esta práctica. Podría ser,
por ejemplo, fruto de la coexistencia de varias personas o grupos trabajando en el mismo alfar, lo
que provocaría la necesidad de diferenciar claramente las producciones de cada uno de los elementos activos. Quizás en este sentido iría encaminado el uso de los casos genitivo y nominativo.
Por otro lado, de esta cohabitación se tienen testimonios en los agrónomos19 y en los papiros egipcios (P. Oxy. L 3597)20, donde se nos muestran
contratos de arrendamiento realizados a alfareros
o empresarios alfareros que aportan su experiencia y la mano de obra a las necesidades productivas de determinado propietario de fundus que
pone a su disposición la materia prima y las instalaciones. Actuando de esta forma, el propietario
no precisaría organizar el proceso productivo ni
disponer de personal especializado trabajando de
forma estable para él, además del ahorro que
supondría el coste de la formación y mantenimiento21.
Otro escollo con el que nos encontramos a la
hora de tratar de localizar grafitos nominales en
un área geográfica determinada es la circunstancia
de que hasta el momento las relaciones establecidas entre grafitos y sellos no nos permiten sacar
conclusiones categóricas. En algunos casos, las
áreas delimitadas por la procedencia de los sellos
relacionados son demasiado amplias, incluso
demasiado lejanas como para ser coherente la adscripción, impidiendo de este modo una localización absoluta. Por ejemplo, del material perteneciente a las excavaciones del Monte Testaccio del
año 1992 conocemos dos grafitos nominales pertenecientes al siglo III d.C. que incluso podrían
reflejar una posible convivencia de personas o
grupos de trabajo en una misma figlina. Sin
embargo, el área de adscripción de la misma
resulta amplia (la zona comprendida entre Guadajoz y Tostoneras). Tanto el grafito nominal
Quintus como Martinus, en este caso, se encuentran asociados dentro del mismo estrato a sellos
PNN y FPAT. El primero está localizado en Arva, El
Tejarillo y Tostoneras y el segundo en Guadajoz22.
19. Es el caso de los mercennarii mencionados por Varrón.
Cf. VARRO, RR, 1.17.1
20. COCKLE, H., «Pottery manufacture in Roman Egypt: a new
papyrus», JRS, 71, 1981, 87-97.
21. REVILLA, o.c., 134.
22. REMESAL, J., «Los sellos», BLÁZQUEZ, J.M., REMESAL, J. (edd.),
552
Por el momento, el estado de la investigación nos
impide ser más concretos respecto a este caso.
El resto de nominales con los que contamos,
tanto los pertenecientes al siglo II como al III d.C.,
no son susceptibles por el momento de ser relacionados entre sí. Sin embargo, esto no debe ser
considerado como algo negativo. Existe la posibilidad de que las únicas ánforas que se marcasen
fuesen las producciones foráneas, para distinguirlas de las realizadas por el equipo o alfarero adscrito originalmente a ese fundus. Quizás, el hecho
de que en determinada figlina se realizasen ánforas para varios clientes podría propiciar la contratación de refuerzos o bien la aportación por parte
de estos clientes de mano de obra propia procedente de su fundus, cuya producción debería ser
diversificada.
En esta interpretación de adscripción de lotes
de producción podría entenderse, por ejemplo, el
caso del grafito nominal VITALIS del que poseemos tres ejemplares. Éste grafito, como veremos,
resulta un caso excepcional dado el abanico de
posibilidades que permite la aplicación de la
metodología que proponemos en el presente trabajo: su interrelación con otros elementos epigráficos y a partir de ellos con una zona geográfica
específica. Procedentes de la campaña de excavación del año 1991 en el Monte Testaccio, los tres
ejemplares se sitúan en un arco cronológico establecido gracias a las dataciones aparecidas en los
tituli delta entre el 220-224 d.C. y se relacionan
con los sellos PNN y FPAT de forma alterna23.
Teniendo en cuenta la zona de adscripción de los
sellos antes mencionada (la zona comprendida
entre Guadajoz y Tostoneras) y esta alternancia,
podríamos estar quizás ante un personaje (sea
alfarero o capataz), cuya actividad podría no quedar circunscrita a una sola figlina, sino que podría
haberse desarrollado en varias, y cuya producción
debería individualizarse.
El interrogante acerca de su carácter vinculante
a un determinado fundus o su condición de trabajador o responsable de cuadrilla autónoma sigue
en suspenso, pero quizás el hecho de que aparezca
Estudios sobre el Monte Testaccio (Roma) II (Col·lecció Instrumenta 10), Barcelona 2001, 205-263.
23. La estratigrafía de la excavación realizada durante la
campaña de 1991 muestra una primera relación del grafito
nominal VITALIS con un sello PNN en el estrato N9-N11/6080. Con posterioridad, se documenta otra, esta vez con el sello
FPAT en N9-N11/100-120 y, por último, una tercera de nuevo
con el sello PNN, esta vez en N9-N11/120-150. Cf. GARCÍA; GARCÍA; OZCÁRIZ; ROVIRA, o.c., 334.
ACTA XII CONGRESSVS INTERNATIONALIS EPIGRAPHIAE GRAECAE ET LATINAE
relacionado con dos sellos distintos procedentes
de dos zonas diferentes pueda, con un mayor
número de pruebas, a la larga decantar la balanza
hacia esta segunda interpretación. Además, no
debemos olvidar que las alfarerías que se relacionan con este grafito se encuentran cercanas al
municipio romano de Arva, en donde, según
apunta Remesal24, la concentración de un número
importante de figlinas podría ser indicio de su
independencia respecto de los fundi, estuviesen o
no enclavadas en suelo público. Quizás en estas
figlinas desvinculadas, donde la demanda de
mano de obra debía ser elevada (esto se deduce de
la propia concentración de alfares en este lugar en
concreto y del hecho general atestiguado gracias a
las fechas aparecidas en los grafitos calendariales
de una producción continuada a lo largo del
año25) no sería extraño encontrar, al lado de trabajadores adscritos a fundi, grupos de trabajadores
independientes, incluso procedentes de las localidades circundantes.
Quisiéramos añadir una idea más en relación
al caso concreto de Vitalis. Resulta curioso comprobar cómo los hallazgos de este personaje se
vinculan también con apariciones de ejemplares
de un grupo de grafitos «indeterminado», el conjunto clasificado por nosotros como tridentes26.
Ya en la publicación del material en las dos
memorias de excavación aparecidas hasta el
momento, hemos señalado la posibilidad de que
estos signos de difícil comprensión puedan ser
interpretados como marcas de los alfareros27. Si
así fuese, estaríamos delante de un caso particular,
aunque no desconocido: la aparición de marcas
relacionadas con dos personajes implicados en el
proceso de producción en la misma ánfora.
Ya en ejemplares del siglo II d.C. aparecen en
diversos grafitos acompañados de fecha calendarial dos nombres, que pueden variar en caso, presentándose los dos en nominativo o uno en nominativo y otro en genitivo. Rodríguez Almeida
señaló en su momento como interpretación plausible la posibilidad de que se tratase del alfarero y
de su «ayudante» o compañero en la elaboración
de las ánforas, con la importante circunstancia de
que en algunos casos el personaje principal permanecía inalterable, mientras que el segundo
24. REMESAL, o.c., 140-145.
25. Rodríguez Almeida documenta las siguientes fechas presentes en grafitos anfóricos: 10 de enero, 30 de mayo, 24 de
junio, 20 de julio, 14 de septiembre, 30 de diciembre. Cf.
RODRÍGUEZ, E., o.c., 256.
26. GARCÍA; GARCÍA; OZCÁRIZ; ROVIRA, o.c., 335.
27. CASULLERAS; GARCÍA; GARCÍA; ROVIRA, o.c., 63.
variaba28. Para este autor, se trataría de dos personajes distintos, cada uno de ellos especializado en
una parte de la fabricación del producto. Sin
embargo, la situación también podría ser diferente. El hecho de que este individuo se mantenga
en varios ejemplos y aparezca en primera posición
antes incluso que la fecha calendarial podría indicar una preeminencia respecto al resto de personajes cuya aparición es esporádica. Podríamos estar
quizás delante de un encargado (vilicus, officinator), de un jefe de cuadrilla o alfarero-empresario,
siguiendo el modelo egipcio. A su vez, el personaje secundario sería uno de sus subordinados. En
el siglo III d.C. esta situación podría haber evolucionado hacia otras formas de expresión. La situación se traduciría, no en la escritura de dos nombres, sino, tal y como muestra el ejemplar del siglo
III d.C. que nos ocupa, en una opción que englobaría la escritura de un nombre y la colocación de
la marca personal referente a otro personaje.
Resulta importante insistir en la proliferación
especialmente en este momento de los grafitos
que denominamos indeterminados representando formas extrañas, tridentes, círculos partidos,
etc..., tipologías que anteriormente eran esporádicas.
Sin embargo, en el siglo III d.C. pudo darse otra
opción de esta forma de expresión de control productivo. Resulta sorprendente comprobar la existencia de sellos VITALIS29, aparecidos en el Testaccio, en el mismo contexto estratigráfico que
nuestro grafito nominal pero localizados in ventre.
La relación contextual existente hace atractivo
pensar en la posibilidad de que se trate del mismo
personaje. La particularidad de la localización in
ventre en lugar de estar ubicados in ansa como
sería lo normal, es común en el siglo III d.C., mientras que se desconoce para el siglo II d.C. Se documentan más casos, todos ellos compuestos por un
cognomen en nominativo o genitivo, al igual que los
grafitos nominales. Estos sellos, en los que aparecen personajes de probable extracción servil
(esclavos y libertos), no representarían, como ya
señaló Remesal30, al dueño de la figlina ni al acaparador de aceite, sino más probablemente al
mismo tipo de personaje y actividad de nuestro
grafito nominal (alfarero, alfarero-empresario,
28. RODRÍGUEZ, o.c., 37.
29. Se trata de los ejemplares Test. 89/0002 y Test. 89/0092,
aparecidos durante la primera campaña de excavación realizada en el Monte Testaccio. Cf. BLÁZQUEZ, J.M.; REMESAL, J.,
RODRÍGUEZ, E., Excavaciones arqueológicas en el Monte Testaccio
(Roma). Memoria de la campaña de 1989, Madrid 1994.
30. REMESAL, J., La Annona Militaris y la exportación de aceite
bético a Germania, Madrid 1986, 19-20.
LOS GRAFITOS NOMINALES DE LAS ÁNFORAS DRESSEL 20 ...
GLORIA GARCÍA BROSA; PABLO ORCÁRIZ GIL
553
vilicus, officinator). La similitud formal entre estos
dos tipos de marcas, podría llevarnos a pensar en
una equivalencia entre la función de este tipo de
sello y del tipo de grafito que nos ocupa. A falta
del sello, que sería la forma canónica de marcar
las ánforas, pudo utilizarse en un momento dado
la escritura manual con el nombre correspondiente. Es más, incluso el recurso a la escritura
podría ser interpretado como un signo de obligatoriedad de marcado durante el siglo III d.C., síntoma quizás de un grado elevado de control en la
producción. Aunque Vitalis sea un personaje privilegiado por la información que se puede inferir de
él, hemos de señalar que no es el único del que
conocemos grafito nominal y sello in ventre en el
Testaccio. Valga en este sentido señalar la presencia del grafito nominal Quintus31.
Como ya hemos dicho, Vitalis resulta hasta el
momento un caso excepcional del cual conocemos algunos detalles. Pero no deja de ser un caso
sin resolver, un ejemplo del que quedan importantes cuestiones por solucionar, y que en su desenlace nos mostraría una de las muchas posibilidades interpretativas en cuanto a actividad
económica y adscripción social se refiere. Posibilidades que hemos ido señalando a lo largo de este
trabajo. Sin embargo, en estos momentos es una
muestra del camino que podemos seguir para profundizar en el estudio de los grafitos nominales,
un camino en el que cada vez con mayor fuerza
parece fundamental considerar dos elementos
básicos. En primer lugar, la relación de estos elementos epigráficos no sólo con otros grafitos, sino
también con otras formas de epigrafía anfórica.
Como se ha podido comprobar, las posibilidades
que se abren para los grafitos nominales en este
sentido son realmente interesantes. Y segundo,
dado que su interpretación última depende del
tipo de explotación al que estuviese sometida la
figlina, con la variedad de combinaciones posibles
que esto plantea, consideramos necesario también profundizar en el estudio e interpretación de
éstas, del espacio geográfico en el que debe encuadrarse la actividad de los personajes documentados en los grafitos nominales. Sumando ambos
factores, epigrafía y arqueología, podremos llegar
a obtener un panorama que permita tratar cada
personaje conocido de forma individual, visualizando su problemática por separado. En este sentido no debemos olvidar que cada grafito nominal
es susceptible de explicarnos una historia distinta.
De esta manera, conociendo las diferentes versiones podremos llegar a trazar una imagen que clarificará sin duda muchos aspectos del proceso de
producción anfórica.
31. ÅSTRÖM, P., «Roman amphora stamps from the Monte
Testaccio», Opuscula Archaeologica 7, 1952, 166-171 n.º 56.
554
ACTA XII CONGRESSVS INTERNATIONALIS EPIGRAPHIAE GRAECAE ET LATINAE